Este trabajo teórico, desarrollado a nivel de proyecto básico, nace de la convicción, tras tres años de experiencia como arquitecto-urbanista en el área metropolitana de Monterrey, de que urbanismo y urbanidad están indisolublemente unidos y no es posible la regeneración urbana de aquella ciudad, si no va acompañada de un cambio real de mentalidad, de estilo de vida y costumbres, por parte de sus habitantes.

 

Habitantes que, acostumbrados a vivir a ras de suelo, en viviendas unifamiliares con un pequeño jardín privado y a moverse en coche a todas partes por pequeña que sea la distancia, como lo harían (o lo hacían) en el rancho, deben acostumbrarse a vivir en apartamentos en altura y a utilizar el transporte publico, como se hace en todas las grandes ciudades de este continente. Sin lo cual, los problemas de movilidad y los costes de la urbanización dispersa y zonificada así como la degradación o la disolución del espacio público, asociadas a ese modelo, no pararán de crecer y multiplicarse.

 

Es, por tanto, con el propósito de marcar unas pautas o criterios, reflejados en un modelo, que pueda servir para el desarrollo de una tipología residencial típicamente urbana (como es la del bloque de viviendas colectiva) que permitiendo incrementar la densidad en una ciudad donde la media no llega a las 20 viv/ha. Asi como la recuperación de un tejido comercial y de servicios de proximidad, prácticamente desaparecido, lelgue a resultar lo suficientemente atractiva para el regiomontano, como para inducirle a dar el salto de vivir a ras de suelo, a hacerlo en altura